Fidel Castro Ruz tiene en su ser la absoluta virtud de los que jamás niegan su legado al porvenir y su sangre a la libertad.
El líder
de la Revolución Cubana nos enseñó el camino correcto, sin dejarse
vencer por las dificultades, por lo arriesgado de la lucha, por su
entereza constante y férrea voluntad de crecer con tal valentía sin
igual, como faro de América en una revolución de los humildes, por los
humildes y para los humildes. Su lucha continúa.
Tiene
visión del futuro y ha podido guiar a las generaciones de cubanos en su
patria, quienes confían en que un mundo mejor es posible.