Hildelisa Ledón Rivera.- En los
bancos de la Calle Ancha se le ve apacible y tranquilo todas las mañanas. Allí
gusta saludar con la más amplia sonrisa a diario. Ahora tiene 79 años y se hace
acompañar de su bolsita nylon en la que coloca los pozuelos para las
raciones de almuerzo y comida en el Bar Cafetería
de san Antonio de los Baños, por el
sistema de atención a la familia. El solo ha dicho, a veces se siente viejo y cansado y su corazón
alberga penas y angustias por las ingratitudes de la vida.
Desde joven formo su
familia, crio y educo hijos al mundo, por eso, no entiende esta soledad en
penumbras, cuando más lo necesita, porque esta viejo. Pero el, con el rostro
enjuto por los años, con innumerables arrugas que surcan sus parpados, sonríe a
la vida. Solo ve el lado bueno. Y sonríe a la vida, nos regala su cortejo de
frases halagüeñas y sinceras, que le brotan como manantial de agua fresca,
porque las penas ñolas quiere ver EL
VIEJO ANDRES
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