sábado, 20 de junio de 2015

Un capítulo con Félix

Por Carlos Enrique Rodríguez

Volver a repasar las páginas del libro “Estampas ariguanabenses”, me hizo revivir pasajes de la historia costumbrista de San Antonio de los Baños. Con ágil pluma de artista y la elegancia  para el detalle de este o aquel personaje, el autor de la obra, me llevó por las anécdotas y vivencias de Babico, Cuinco, Mambole o Moinelo. Después de leer, quise dialogar con el profesor Félix Romero de la Osa, técnico en perfumería, jabonería y cosmética desde 1946, contador en la Universidad Académica Minerva en 1953 y Licenciado en Letras de la Universidad de La Habana desde 1955. Más allá de estos títulos, este ariguanabense nacido el 18 de diciembre de 1926, resulta un libro abierto para quien quiera repasar la obra martiana, un duelo entre pitcher y bateador al estilo de  Julio Moreno y Armenio Torres, los bailes con la Aragón en la sociedad Círculo de Artesanos o tomarse un “Cubanito” en la barra del bar Martí, en la céntrica calle real.


Toqué a la puerta y me recibió con la sonrisa de siempre y el comentario beisbolero, entonces aproveché y le lancé la primera pregunta.

¿Es usted amante del equipo Industriales?

Sonríe y responde. No. Parece que lo soy, pero ese emblema de los Industriales que vez en la puerta, lo pegaron los jodedores del barrio, porque yo simpatizaba con el antiguo equipo Habana y ahora soy de Matanzas y Víctor Mesa.

Pudiera hablar de su infancia…

Queda pensativo unos instantes y cambia el semblante. Se quita los espejuelos y habla con la voz apagada. Fue una infancia llena de carencias, lucha diaria para comer y la contradicción de todos los niños cuando llegaban los Reyes Magos para ver que traían. Mi infancia fue en el barrio del Palenque con tremenda pobreza, pero muy bien llevados y con la honradez como carta de presentación.

¿Cómo fue su vida estudiantil en los primeros años?

Estudie en la primaria número 7 con el maestro Rafael Hernández, un hombre muy dedicado a su labor, fíjese si es así, que yo no faltaba nunca a la escuela ni aunque tuviera fiebre. En una ocasión estuve tres días sin asistir a clases y se apareció en casa con un par de alpargatas, porque suponía que yo no tenía zapatos para ir a la escuela, y así mismo era.

A su juicio, cuáles son las condiciones que debe reunir un buen maestro…

Primero que todo debe tener vocación, luego constancia en el trabajo, ser ejemplo para sus alumnos, respetar para exigir ser respetado, conocimiento sobre los temas pedagógicos y políticos y ser muy creativo en las clases.

¿Cómo surge la idea de escribir el libro “Estampas ariguanabenses”?

Me pareció oportuno reunir en un libro a los personajes de San Antonio de los Baños, que por ley de la vida se fueron y en su momento distrajeron al pueblo con sus cosas y modo de vivir.

Difícil la selección…

Piensa, a San Antonio de los Baños se le reconoce por ser la tierra del humor en Cuba. Aquí hay de todo y para todos en temas de humorismo. Escogí, para la primera edición, a un grupo de personajes que trascendieron. La aceptación fue excelente hasta el límite de agotarse los ejemplares. Tengo lista la segunda edición, pero no se ha podido imprimir.

Recuerda el año de la primera edición…

Fue en el 2000. Luego preparé y presenté uno que nada tiene que ver con la línea de las Estampas… “El libro de los juegos” en el año 2004, algo didáctico y educativo que sirve para los infantes de primaria.

Al publicar “El libro de los juegos”, sintió la misma satisfacción que cuando lo hizo con las “Estampas ariguanabenses”…

Sí, pienso que sí, solo que no alcanzó la envergadura popular del otro.Este es de corte social, más infantil y pedagógico.

¿Qué significa para usted, San Antonio de los Baños?

Un orgullo tremendo. Caminar las calles del Ariguanabo me aporta un aire diferente, me renueva los deseos de vivir y regresar a la etapa de mi juventud.

Y al ver el deterioro de nuestra “Villa del Humor”…

Ni me hables de eso, de tocar el tema se me hace un nudo en la garganta. No lloro porque soy una persona mayor, pero me duele en lo más profundo ver el estado de deterioro que tiene el pueblo. Es un glosario de calamidades la estructura arquitectónica. El Círculo de Artesanos, el parque de La Alameda, el edificio de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), la Escuela de las Monjas, los portales de la Plaza de la Iglesia y tantas y tantas cosas que no ven solución y las merecen por su historia y riqueza.

¿Qué es para usted la risa?

Algo muy importante y a la vez difícil. La risa es la representación de la alegría, el optimismo, la jocosidad, la jarana oportuna por un cuento callejero. Es más difícil hacer reír que hacer llorar. Nosotros los ariguanabenses nos caracterizamos por ese don, desde Eduardo Abela y René de la Nuez, hasta Ángel Boligán o Félix Dardo Santos.

Es verdad que fue pelotero…

Si como no. La pelota es parte de mi vida, una de mis grandes pasiones. Cuando muchacho jugaba en el equipo “Estrellas de Artigas”, una novena que organizó en el barrio del  Palenque un político de La Salud, que se quería postular como representante y le gustaba el deporte. Nos dio el dinero para comprar los trajecitos de saco de harina y los implementos deportivos. Luego jugué en la Liga Juvenil y fui elegido junto a Fermín Mesa para integrar el equipo del Círculo de Artesanos, pero tuve una lesión y ahí se acabó mi historia.

¿Qué hay de cierto en la curva tan pronunciada que tenía cuando lanzaba?

¡Muchacho!... Aquello era tremendo. Yo perfeccioné ese lanzamiento y como no tenía tanta velocidad, aprovechaba la curva para ponchar a los rivales o dominarlos con rolling al cuadro. Me gustaba mucho tirar curvas y la gente decía que mi curva era como un arco de barril.

¿Qué hace en sus ratos libres?

Aprovecho bastante el tiempo. Leo, investigo, preparo mis clases para la Universidad del Adulto Mayor, trabajo en un nuevo libro acerca del repentismo y no me pierdo un juego de pelota de la Serie Nacional o las trasmisiones de radio Ariguanabo con la Serie Provincial de Primera Categoría.

Hace un rato me habló de una segunda edición de las “Estampas Ariguanabenses”, pudiera adelantar algo para los lectores de nuestra página sobre los personajes que aparecerán en esas páginas.

¡Hombre, claro!, no faltaba más. Se levanta de la silla junto al buró de trabajo y se dirige al estante, saca un documento y me dice: Mire, mire, hojéelo usted mismo para no abusar de la memoria. Me lo entrega y puedo leer en la primera página nombres como los de Daniel Correa, Andarín Carvajal, Calazán el maestro, Raulito el de las peñas, Su artista, un te, el poeta y algo más…  y otros que tienen su historia para compartirla con los lectores, gracias a la avezada, inteligente y enriquecedora  obra del maestro Félix Romero de la Osa.

Algo más que se haya quedado en el tintero para esta entrevista

Solo quiero apuntar que mereces la admiración por este trabajo que estás haciendo con las personalidades y personajes típicos de nuestro pueblo. Por lo que me has contado, es abarcador y minucioso el proceso de selección, pero te felicito, porque lo mismo llevas a la sección a un músico de prestigio que a una maestra insigne, pasando por una recogedor de basura, un vaquero, un impedido físico o el célebre Tomás Izquierdo, el hombre que nunca duerme. ¡Ah! y gracias por incluirme entre tantos, eso me honra humildemente.

Me despido y siento la fortaleza de sus 86 años cumplidos, tan alegres y refrescantes como sus “Estampas Ariguanabenses”.

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